Carreras STEM en América Latina: historias reales de una brecha de género que persiste
Cuando pensamos en el futuro de la tecnología, no podemos dejar de hablar de quiénes la están construyendo. Y ahí aparece un dato que sigue marcando la diferencia: las mujeres siguen siendo minoría en las carreras universitarias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en América Latina.
En nuestra última investigación, La Brecha que Persiste, relevamos y analizamos datos de los sistemas universitarios de Argentina, México, Perú, Colombia, Chile y Uruguay. El informe, además de ofrecer un análisis comparativo de la situación, incluyó una sección específica por país en la que se examinan las particularidades de cada sistema universitario y las estadísticas nacionales.
Desarrollamos una metodología censal propia, que incorporó categorías específicas centradas en carreras intensivas en programación y de desarrollo tecnológico (ingeniería electrónica, robótica, biotecnología y diseño y desarrollo de hardware, entre otras). Este enfoque nos permitió identificar con mayor claridad las desigualdades de género en el sistema universitario y comparar estadísticas entre países de la región.
Pero detrás de los números y estadísticas hay historias. Voces de jóvenes que, desde distintos países, atraviesan barreras a la hora de llegar a la universidad y hacen visible una brecha que persiste. Desde Chicas en Tecnología lanzamos la campaña “Historias que cuentan” para conectar estas experiencias en primera persona con los datos de su investigación, lo cual permitió un acercamiento distinto y con impacto.
¿Cuántas mujeres estudian programación en Argentina?
En Argentina, solo 2 de cada 10 estudiantes de Programación son mujeres. Y este es un patrón que se repite en toda Latinoamérica. Marianela, una estudiante argentina de 20 años, pudo comprobarlo: “En mi primera clase éramos 60 varones y 5 chicas. Ese fue un número que me marcó bastante”.
Al principio fue un shock para ella, pero encontró motivación en su familia y referentes en Chicas en Tecnología, donde conoció a otras estudiantes de distintos países que estaban en su misma situación: “Ahí dije: guau, no estoy sola, hay más gente”.
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¿Qué porcentaje de mujeres estudian carreras universitarias de tecnología en Colombia?
En Colombia, las carreras de desarrollo tecnológico representan apenas el 2,4% de la matrícula femenina. Y así lo vivió Vanesa, estudiante de Ingeniería Informática: “Recuerdo que el primer día de clases éramos unas 100 personas y solo 8 éramos mujeres. Fue impactante, me pregunté: ¿Por qué somos tan poquitas?”.
Cuando era chiquita, desarmaba sus juguetes para entender cómo estaban hechos. Ese juego se transformó en vocación y la llevó a estudiar Ingeniería Informática: “Me tomé como reto personal animar a que más chicas se unan a las áreas STEM. Es difícil, sí, pero vale totalmente la pena”.
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¿Cuántas chicas estudian carreras TIC en México?
En México, solo el 2% de las estudiantes mujeres elige TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) como campo de estudio. Beatriz, estudiante de Ingeniería en Telemática, lo confirmó: “Yo sabía que había pocas mujeres, pero aún así fue impactante y triste”.
Su vínculo con la tecnología empezó a muy temprana edad, personalizando su computadora y animándose a desarmarla. A pesar de haber crecido escuchando que la matemática “no era para niñas”, decidió seguir una carrera STEM.
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¿Cuántas mujeres estudian carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en Perú?
En Perú, menos de 3 de cada 10 estudiantes de carreras STEM son mujeres. Y la historia de Lucía refleja lo que muestran los números: “Cuando llegué a la universidad, en el primer día de inducción me sorprendí: éramos 7 chicas en una promoción de 68 alumnos. Sin embargo, con el tiempo formé un grupo de amigas que fue un gran soporte para mí”.
A los 7 años, su abuelo le regaló una computadora. Ese regalo fue el inicio de un camino que la llevó a estudiar Ingeniería Civil, con interés en liderar proyectos en el sector minero.
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Marianela, Vanesa, Beatriz y Lucía no están solas. Sus voces ponen en evidencia una brecha que no es individual, sino estructural, y que atraviesa a toda América Latina. Reducir esa brecha no es solo cuestión de cifras: es abrir posibilidades, multiplicar perspectivas y construir una tecnología más diversa y de inclusión. Conocé más en nuestra investigación regional: “La brecha que persiste”.